domingo, 16 de agosto de 2009

Imaginario social en el Festival Internacional Cervantino

El Festival Internacional Cervantino (FIC) es hoy un significativo patrimonio cultural de México, siendo la reunión de mayor relevancia artística y cultural en México.

Como festival multiartístico, es el más importante de América Latina y uno de los más reconocidos del mundo. Sus orígenes se remontan a la tradición del Teatro Universitario de Guanajuato, a su repertorio del Siglo de Oro español y en especial a la obra de Cervantes. Comienza a celebrarse en 1972, después de que el maestro Guanajuatense Enrique Ruelas, celebrara el XX aniversario de la presentación de los "Entremeses Cervantinos" en Guanajuato, lo que despertó el interés cultural del entonces Presidente de la República Luis Echeverría Álvarez.

Contando ya con 37 años de historia, tiene como escenario la ciudad de Guanajuato, fundada en 1546, declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad (1988) y Capital Cervantina de América (2005). Guanajuato también es la capital del estado del mismo nombre, cuna de la Independencia de México.

El FIC, como acontecimiento cultural de gran trascendencia, ha creado tradición y arraigo, generando vínculos de identidad y reconocimiento. Además, se ha convertido en una de las posibilidades más valiosas de apertura y confrontación con las artes del mundo, con las cosmovisiones de otras culturas y con las concepciones contemporáneas del quehacer cultural.

Y si recordamos que el imaginario social viene a ser un universo de significaciones que instituyen a una sociedad, y su articulación con el mundo y sus necesidades, nos topamos con un Cervantino por demás imaginario y por demás social. Como actividad cultural se ha ido significando en cada uno de los habitantes al grado de conformarse como elemento identitario tanto de ellos como de la ciudad.

Recordemos que las significaciones imaginarias sociales instituyen y crean el orden social a la vez que son instituidas y creadas por este mismo orden. En este sentido, el orden social guanajuatense se conforma como actividad cultural y turística, y los guanajuatenses lo ven y aceptan como tal. Entonces el Cervantino ya no sólo es una actividad cultural y social sino una actividad económica que reúne el capital necesario para el desarrollo municipal y estatal. Se asienta en una necesidad económica, instituyéndose como tal –como fuente de recursos–, creando a su vez, a partir de esta necesidad económica, un reconocimiento cultural y social. No en vano el surgimiento del Cervantino, Luis Echeverría (en aquél entonces presidente de la república) ya vislumbraba al cervantino como una gran actividad económica que adquiriría su significación en el seno de la creatividad y la cultura, sin duda una gran atracción para connacionales y extranjeros. El ambiente de fiesta, todos los meses de octubre, de cada año, viste a la ciudad atrayendo un gran flujo turístico, a grado tal que se le llegó a nombrar “la cantina más grande del mundo”.

Magnos eventos culturales, invitados nacionales e internacionales, muestra de cultura y artesanía, oportunidad para desarrollar lazos amistosos entre extraños, fiesta y colorido… y de repente dan las tres de la mañana. Las calles antes atiborradas de gente se vislumbran vacías y húmedas, con un rancio olor a humanidad y alcohol… ¿cuál de los dos aspectos representa la gran significación cervantina? Lo que es más importante, tres ejes constituyen entonces el imaginario social del Cervantino: festividad cultural, oportunidad de desenfreno y actividad económica o, lo que es lo mismo, significación cultural, significación de creación y significación económica. A partir de ellos la misma sociedad guanajuatense se crea y recrea, no de una manera racional puesto que no tiene estructura definida… más bien conforman una de las tantas esencias de Guanajuato, que se entrelaza a la construcción histórico-social del estado.

El orden social que se constituye a partir del Cervantino se ha mantenido relativamente, se justificó hasta cierto punto en la mente de guanajuatenses y en las instituciones que de ellos se desprenden. Se legitima por ellos y a partir de ellos, llevando como escudo el imaginario social a partir del consenso. Y como tal sólo puede ser superado por otro imaginario y modificarse él mismo.

Hace un par de años tan sólo, que el Cervantino, y con él la ciudad de Guanajuato, dejó de ser “la cantina más grande del mundo”. La nueva visión era una respuesta al imaginario social, una de las significaciones debía verse alterada, y en efecto así fue. Se prohibió las bebidas alcohólicas en vía pública, y dormir en plena calle; de tal forma se transformó al Cervantino. Escuché muchos comentarios a partir de eso: ya no es lo mismo, es aburrido, etc. El imaginario creado en torno al cervantino se vio trastocado y modificado, con la consecuente modificación de la acción social.

El cuestionamiento a este nuevo orden social del Cervantino, de Guanajuato en sí, bien podría ser nuevo tema de ensayo, sin embargo no es mi intención extenderme más allá. Cabe preguntarse finalmente si esta es una crítica que permita una reforma y un cambio tal que no se pierda la significación original del cervantino, basada fundamentalmente en su origen, los entremeses, y que era más bien artístico y cultural.

Bibliografía y Referencias electrónicas.

Castoriadis, C.; “Lo imaginario: la creación en el dominio histórico social”, Los Dominios del Hombre: Las Encrucijadas del Laberinto; Ed. Gedisa; Barcelona, 1994.

Sin autor, Festival Internacional Cervantino: Historia, sin fecha, disponible desde Festival Internacional Cervantino en: http://www.festivalcervantino.gob.mx/

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